lunes, 20 de mayo de 2013

Estrellita, dónde estás

Hoy mi marido ha entendido porqué almaceno los cartones de papel higiénico terminados o porqué guardo como oro en paño los folios de colores y restos de lana, por ejemplo. Y es que hay veces que ya no sabes cómo entretener a los pequeños de la casa, sobre todo en las tardes lluviosas en las que la “opción parque” queda descartada.

En esos momentos, lo mejor es echarle imaginación y revolver en los cajones en busca de cosas que poder reciclar y pasar un buen rato haciendo manualidades.

Paquetitos sorpresa para Halloween
Material necesario


En el mes de diciembre del año pasado, de modo casual, vi en la puerta del colegio a dos madres mostrándose entre ellas unas bonitas estrellas de papel que habían realizado con sus propias manos. La verdad es que a simple vista parecían compradas. Con las pautas que ellas me dieron y unas cuantas búsquedas en Internet, conseguí hacerlas  yo también.

Parece que la papiroflexia está de moda, pues más tarde la profesora de mi hija nos pidió ayuda a los padres y tuvimos que hacerle un cargamento de comecocos y de aviones.
Dependiendo de la edad y de la habilidad de los peques, podréis hacer juntos un tipo u otro de figuras. Mis preferidas son las estrellas, por si no ha quedado claro. Mi hija aún no ha cumplido los 5 años, por lo que a ella aún le cuesta hacerlas sola, pero su ayuda es fundamental a la hora de doblar el papel en tiras y, sobre todo, para decorarlas.

Yo hago estrellitas pequeñas y medianas con papel estampado o de colores o para usar como decoración;  por ejemplo, para  adornar un regalo para el Día del Padre o una mesa de fiesta de cumpleaños, para hacer guirnaldas,…. Las estrellas grandes las hago también en papel blanco para que podamos pintarle caritas o colorearlas nosotras mismas.





He descubierto que el origami es bastante relajante y una manera estupenda de pasar el rato con los niños.


Enlaces de interés:


viernes, 17 de mayo de 2013

Paseo por el Monte de El Pardo

Ahora que empieza el buen tiempo (o debería hacerlo), llega el fin de semana y un buen plan es salir al campo con los peques de la casa.

Si no queremos complicarnos mucho ni recorrer muchos kilómetros en coche o largos recorridos en tren, una opción para los que vivimos en Madrid es visitar el Monte de El Pardo.

El Monte de El Pardo es una de las zonas boscosas mejor conservadas de Europa. Integrado en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, El Pardo se sitúa al norte de la capital madrileña, tiene una extensión aproximada de 16.000 hectáreas y es atravesado por el río Manzanares.

Las áreas urbanas más importantes de la zona son El Pardo y Mingorrubio, donde encontramos numerosos restaurantes donde lo típico es la carne de venado.

Si vamos con niños pequeños que previsiblemente van a querer andar poco, o vamos con sillitas de bebés, una buena opción es aparcar el coche en el Pº del Pardo e iniciar nuestra excursión desde allí.

En la trasera de las casitas adosadas de esa calle comienza un paseo asfaltado por el borde del río. Encontraremos dos o tres plataformas de madera que nos permiten parar a descansar y que los lugareños usan para pescar e incluso para sentarse a comer aprovechando la sombra de los árboles.

Recorrido más o menos 1km,  termina el paseo asfaltado para dar paso a diversas sendas que nos permiten pasear por la zona cómodamente, sin apenas desniveles (sólo algún repecho de fácil acceso). Los carteles informativos nos permiten identificar la fauna y flora del lugar.
Uno de los caminitos de tierra nos lleva en dirección al embalse; podemos seguirlo hasta llegar cerca del cementerio.

Encontraremos mesas de merendero donde poder parar a comer el bocata de toritilla, si bien en estas mesas da poco la sombra y en los meses de verano sería aconsejable llevar alguna sombrilla. Sin embargo, en primavera es suficiente con un gorro y crema protectora.

Para los menos andarines, junto al merendero hay una zona de aparcamiento.

Enlaces de interés: www.elpardo.net

Peque Planes

Este blog nace casi de manera involuntaria. Mi propósito inicial era enseñarle a crear su propio blog a un grupo de personas novatas en el uso del ordenador y de internet ; para ello, tuve que predicar con el ejemplo y hacer yo uno.

¿Y porqué llamarle PEQUE PLANES? Tuve que improvisar. Es lo primero que se me ocurrió y a partir de ahora contaré mis planes para pasar un buen rato en compañía de niños propios y ajenos.